miércoles, 6 de abril de 2011

Báez Evertsz afirma que en las decisiones del grupo de Miguel “todo es desatino”

“Es sabido que los dioses ciegan primero a los que van a destruir. Lección aplicable a Leonel Fernández y sus aprestos actuales, y parece que lo mismo está ocurriendo con Miguel Vargas Maldonado”

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-En las decisiones que toman Míguel Vargas Maldonado y su grupo de asesores es difícil hallar algo se pueda considerar racional, inteligente y prudente, a juicio del politólogo y sociólogo Carlos Báez Evertsz.

En la segunda parte de un análisis serial sobre los líderes Hipólito Mejía, Miguel Vargas Maldonado y Leonel Fernández, el intelectual dominicano residente en Bruselas, Bélgica, se pregunta si habrá “una mano asesina” que se ha propuesta acabar con el presidente del Partido Revolucionario Dominicano, a juzgar por sus graves errores políticos.

“Desde las declaraciones extemporáneas de algunos en plena Convención hasta la especie de asalto a la sede del PRD, pasando por la estupidez flagrante de la ‘expulsión’ del PRD de Emmanuel Esquea, hasta el ninguneo de las personalidades notables de la política dominicana que componen el CNO, todo es desatino tras desatino”, sostiene Báez Evertsz, catedrático universitario, PhD, que estudia sistemáticamente los hechos políticos y sociales de la República Dominicana.

En su texto “Miguel Vargas: perdiendo las joyas de la abuela”, el analista considera que al presidente del opositor PRD lo rodean personas que al parecer no tienen ni idea de lo que sucede en la vida política.

A continuación el análisis, que también está publicado en nuestra sección opiniones.

Miguel Vargas: perdiendo las joyas de la abuela*

Carlos Báez Evertsz/Especial para Acento.com.do

BRUSELAS, Bélgica.-Hay quienes pierden en unos días todo lo que han acumulado, con tesón, esfuerzo, y mucho gasto, en años. La virtud de la contención, de la frialdad analítica y del cálculo de oportunidades, unido a lo que en la jerga de la ciencia política se denomina “toma de decisiones racionales”, basada en una justipreciación de beneficios y ventajas, debería proporcionar a quienes se dedican a la actividad política una especie de pausa reflexiva antes de decir esta boca es mía.

Pero es sabido que los dioses ciegan primero a los que van a destruir. Lección aplicable a Leonel Fernández y sus aprestos actuales, y como si de hermanos siameses se tratase, parece que lo mismo está ocurriendo con Miguel Vargas Maldonado, con sus desaciertos post convención del PRD.

Como si de un rosario articulado de errores se tratase es difícil encontrar algo que se pueda considerar racional y razonable, inteligente y prudente, atractivo o por lo menos que lleve a la comprensión, en las decisiones que toma el “Estado Mayor” de Vargas Maldonado. Desde las declaraciones extemporáneas de algunos en plena Convención hasta la especie de asalto a la sede del PRD, pasando por la estupidez flagrante de la “expulsión“ del PRD de Emmanuel Esquea, hasta el ninguneo de las personalidades notables de la política dominicana que componen el CNO, todo es desatino tras desatino.

¿Habrá una mano asesina de Miguel Vargas como político, que está moviendo la cuna de su grupo, para adormilarlo para mejor acabar con él? Enemigo como soy de las teorías conspirativas –aunque haberlas haiga-, prefiero pensar que era tanta la inversión monetaria, de trabajo, de ilusiones y de “castillos en España” – espejismos políticos y de otro tipo- que muchos se habían forjado, que el derrumbe de su proyecto de ser el candidato presidencial del PRD en 2012, les ha hecho perder el sentido de la orientación política.

Aquejados de asomatognosia llamaba un conocido político tecnocrático de la España de Franco a quienes andaban por el mundo de la política sin darse cuenta de las cuestiones espaciales básicas de quienes o qué está a su derecha, a su izquierda, lo que está arriba o está abajo. Es decir, de quienes no tienen ni idea de lo que sucede en la vida política realmente existente. ¿Son gente de este tipo los que rodean y asesoran a Miguel Vargas Maldonado?

Adanismo es el hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera realizado antes. Se dice también de los que creen siempre que parten desde cero. Normalmente, aunque no exclusivamente, es un pecado típico de juventud y si a ello se une la arrogancia y la egolatría que Pío Baroja atribuía a esa etapa de la vida, tenemos un indicador de por dónde van los tiros.

Jóvenes o no, los que “solibellan” – o inducen- a Miguel Vargas a este camino de cretinidades o son amateurs de la política o son unos prepotentes, o son unos tarados. Pero como intuyo que estos adjetivos no cuadran mucho con ellos, hay que pensar –si lo hacemos de acuerdo a la lógica formal-, que están poniendo barras de hierro en las ruedas de la carreta del candidato presidencial del PRD, con el fin de romperlas y que no se vaya a ninguna parte.

¿Qué ganan ellos con ello? Porque estamos ante un escenario que desde ningún punto de vista es de suma cero sino de pérdida de todos y, se supone, que unos políticos inteligentes lo que deben es estar trabajando para una ganancia mutua dentro del escenario actual que no es posible cambiar por ningún truco de magia blanca o negra y, ni siquiera, por ninguna especulación financiera.

Así pues, ¿qué sentido tiene poner como punto de negociación de un acuerdo puntos que sólo pueden ser catalogados como “terrorismo” negociador, es decir, plantear una agenda de negociación inaceptable por absurda? Es imposible aceptar que el candidato perdedor de la Convención sea postulado ya como candidato para el 2016. ¿Por qué? Primero, por un motivo político, el tiempo en política es demasiado dinámico, un año en ciertos periodos puede ser eterno, de modo que quién sabe cómo estará el país en 2016 y si Miguel Vargas debe ser el candidato idóneo para esa fecha.

Pero hay otro motivo más contundente si se quiere, hasta que no se demuestre lo contrario, el PRD desde 1939 hasta la fecha ha sido un partido democrático hacia afuera y con un funcionamiento interno democrático, así pues, nadie puede desde ya sustituir a los futuros delegados que deben elegir al candidato de 2016. Creo, además, que una tal decisión sería impugnable ante la Junta Central Electoral. Es se mire desde dónde se mire un despropósito, una provocación impresentable.

Lo de sustituir a los votantes del PRD por una firma de auditoría es un signo de los tiempos. De los malos tiempos que estamos viviendo. Las grandes firmas auditoras lejos de tener hoy una reputación de neutrales se ha demostrado, en muchos casos –dejemos un breve espacio a la duda razonable-, que han sido más que nada justificadoras y encubridoras de muchas pésimas acciones de bancos, sociedades de inversión y empresas transnacionales.

Por si esto no bastara, ¿qué diablos de asesores se busca Miguel Vargas que no le han indicado la sustancial diferencia entre la lucha política democrática y la gestión de una empresa? Por más que muchos se afanen en confundir la actividad política con la búsqueda de beneficios y lucro propio de la actividad empresarial, como diría Juan Luis Guerra, “no es lo mismo, ni es igual”.

Igual de inasumible es dejar los cargos del PRD hasta 2017 de manera inamovible. ¿Alguien ha oído hablar de eso que llaman estatutos internos de un partido, que es a un partido lo que la Constitución a un Estado? De la misma manera que violar la Constitución es un delito supremo lo es para un partido violar sus estatutos internos, “mutatis mutandis”. Ni golpe de estado civil en el estado ni golpe de estado civil dentro de un partido democrático.

Lo único negociable es lo de los cargos a un 50 por ciento. Siempre he creído que es un mal de tontos vender la piel del oso antes de haberlo cazado, pero cómo hay quienes andan siempre haciéndose ilusiones en la vida, aunque después tengan que vivir en los desengaños permanentes, si se quiere que se comience a negociar por ahí. En el buen entendido que en buena lógica negociadora la transacción será alrededor del 30-35 por ciento.

Si yo fuera Presidente de la República nadie me impondría a quién debo nombrar, nadie. Ni los poderes fácticos económicos ni los políticos. Basado en el sentido patriótico y en la búsqueda del bien común colectivo, y de acuerdo a la política económica, social, de libertades, de defensa y de seguridad nacional, que quiera llevar a cabo, después de una discusión seria y profunda con el partidos o los partidos que en alianza me han llevado al gobierno, establecería las líneas maestras de la política de Estado.

Incluso pediría el consenso de las principales fuerzas de oposición para muchas de esas políticas de Estado, consideradas estratégicas, me lo concedan o no. Siempre es mejor gobernar basado en el consenso amplio que en el amplio disenso.

A lo más que accedería es que una vez aceptado un porcentaje razonable de cargos políticos –y subrayo lo de políticos-, a los que tendrían acceso como cupo del acuerdo negociado, las personas las designaría yo, porque a un Presidente de la República no le nombran otros los cargos políticos, a lo más le sugieren, como mucho, de una terna, aceptable o no, los que ellos piensan que son mejores para el desempeño de esos cargos.

Obviamente, tendrían que tener el perfil mínimo indispensable para el desempeño de los puestos. Aquí no vale lo del tango aquél de “todo es igual/ nada es mejor/ lo mismo da un burro/ que un buen profesor”.

Para concluir, lo bueno de todo lo malo que está pasando en el principal partido de la oposición al gobierno, es que con todas esas acciones Miguel Vargas y su grupo están enviando unas señales fácilmente interpretables a la sociedad dominicana, y que se pueden resumir en esta pregunta: ¿Qué habría pasado si hubieran ganado, porque si iban a gestionar el Gobierno Dominicano, como están gestionando su derrota en la Convención, con esta falta de racionalidad, de espíritu y de convicciones democráticas, su triunfo podría meter miedo en los cuerpos y en los espíritus?

Bruselas, 4 de abril de 2010

(* Estos artículos publicados sucesivamente en los primeros días de abril de 2011 sobre Hipólito Mejía, Miguel Vargas y Leonel Fernández, forman un tríptico sobre la coyuntura política actual basado en las personalidades políticas de los partidos hegemónicos del sistema político dominicano).